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martes, 24 de enero de 2012

Más Allá del Universo Cap. 1 Parte I

¡Buenas tardes!
Me acabo de recuperar de un resfriado *snif*. Aún me siento un poco regular, pero bueno, he ido al colegio porque teníamos dos exámenes. D:
Bueno, os dejo una nueva historia, esta vez de aventuras, ciencia-ficción y algo de amor. ;) Se llama "Más Allá del Universo". 
Espero que os guste. Allons-y!

Capítulo 1
Emma


Mis converse rojas y desgastadas se deslizan con pereza por las lúgubres calles de la ciudad de Londres. A las siete y media de la mañana ya estoy vagando en la calle, muerta de frío y de sueño. Ojeras bajo los ojos, el pelo rubio sin peinar a penas, una bufanda en el cuello y un gorro de lana hecho a mano; por mi. En mi mano, llevo una bolsa con tres cartones de leche, un paquete de pan bimbo, un paquete de Kellog's de oferta y otro de mantequilla. Porque Jane me ha obligado a salir a comprar el desayuno para toda la casa, ya que esta mañana se ha encontrado con la nevera vacía. Genial. Ahora yo tengo que ir a comprar comida para 13 niños. ¿No dicen siempre que el 13 es el número de mala suerte? Pues esta vez los supersticiosos tienen razón. Convivir con trece críos de apenas diez años en una casa de dos pisos es mi infierno personalizado. 
¿Como, tantos hermanos tienes?, os estaréis preguntando. Já; no, no es mi casa. Este "hogar", como nos lo hace llamar Jane, es un orfanato para huérfanos que no les han adoptado ni siquiera una vez en más de siete años. Básicamente, es un sitio para los niños donde no los quieren en ningún lugar. Triste, ¿verdad? Pues a los niños "problemáticos" nos meten aquí, en una casa no muy lujosa ni grande, en uno de los barrios más pobres de Londres hasta que cumplamos los dieciocho años. Y, oh, no sabéis lo impaciente que estoy por cumplirlos. Un día más en este sitio y voy a explotar. En serio.
Me paro delante de una casa con un grafitti pintado en una parte de la fachada, y meto la llave en la cerradura de la puerta verde que necesita ser pintada. Dentro, me recibe una Jane muy agitada. 

- ¡Por fin llegas, Emma! Los niños están hambrientos; corre, ven a la cocina y ayúdame a hacer las tostadas.- dice la "jefa" de esta casa, alias Jane Smith.

La verdad es que yo parezco su esclava o algo parecido. Me manda a hacer las compras, me manda a cuidar de los niños, me pide que haga la comida, me pide que haga las camas... y encima, me manda al instituto. Suspiro, exasperada. En el fondo, sé que no tiene la culpa de nada y que sus intenciones son buenas, solo que una mujer sola no puede cuidar de 13 niños problemáticos y de una adolescente rebelde; es decir, yo. Pero yo tampoco merezco que me pongan a trabajar aquí como si fuera la criada, o algo por el estilo. 
Voy a la cocina, encontrándome con trece odiosas caritas que me miran con expectación, sentadas al rededor de una mesa demasiado pequeña para todas estas personas, sentadas en sillas que son cada una de un modelo diferente.

- ¡Bien, por fin llega Emma!

- Ala, ¡que tarde has llegado! ¿No te podías dar más prisa?

- ¡Eso, eso! Que tenemos colegio después.

Y yo al instituto. Pero no digo nada, que estos críos, o mejor dicho, monstruos, no entienden y no se callan. Así que los ignoro y voy poniendo, uno por uno, los trozos de pan en la tostadora y quemándome los dedos al sacar las tostadas recién hechas. La última que hago es la mía. Le pongo mantequilla y mermelada de fresa de las peores marcas, y subo corriendo a mi habitación, que es pequeñísima, por cierto. Una cama, un armario, un escritorio. Finito. Mientras me como la tostada, con la otra mano peino mi pelo rubio ceniza, un color horriblemente común. Miro el reloj y me alarmo. Las ocho y cuarto; solo un cuarto de hora para llegar al instituto. Oh, mierda. Lanzo el cepillo a la cama, sin importarme dónde caiga, mientras corro hacia el baño, dónde me lavo la cara y me pongo un poco de maquillaje para esconder aunque sea un poco las ojeras. Que parezco un panda.
Bajo precipitadamente las escaleras, me cuelgo la mochila a la espalda y grito un "¡Adiós!", antes de salir disparada a la calle. Fuera de la casa, me recibe un viento frío que hace que mis mejillas se pongan coloradas. Sigo corriendo, pisando algún charco ocasional, hasta el metro. Por suerte, no está muy lejos de dónde vivo, así que supongo que tengo suerte. Cruzo la barrera de la entrada haciendo pasar la tarjeta de abonado y bajo las escaleras de la línea 1, esquivando la marea de gente que se acaba de bajar de un tren. Llego justo a tiempo para entrar en uno, que para mi disgusto, está lleno. Me tengo que confirmar con estar de pie, entonces. Suspiro y entrecierro los ojos.
Que vida, la mía.

2 comentarios:

  1. Anna, me encanta, te ha quedado muy chulo, estoy deseando saber que pasa con Emma, continualo pronto. chao

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    1. Gracias, me gusta que te guste. xD
      Pronto continuaré, pero no sé de que historia poner el nuevo capítulo. ¿A ti cual te gusta más?

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