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viernes, 27 de enero de 2012

Camelot Cap. 2 Parte. I

¡Hola!
Yo de nuevo. :D Otro capítulo de Camelot, en el que saldrán más personajes que creo que os gustarán. Al menos a mi sí que me gustan. ^^ Además, son esenciales para el desarrollo de la historia. Ya veréis porqué. ;)



Capítulo 2
Sombra y Elfa

Parte I
Frío.
Eso fue lo primero que sintió Alice al recuperar la conciencia. Su cuerpo le pesaba y el sueño aún le zumbaba en los oídos. A pesar de que hacía mucho frío, sentía la extraña comodidad y calidez que experiencia uno cuando se está muy cansado y se tumba en una cama mullida.
Cuando abrió los ojos, Alice creyó por el tiempo que dura un latido de corazón que estaba todavía en la casa de su tía, pero ese pensamiento se esfumó como el humo.
Bastó una mirada al cielo para comprender que, en efecto, no estaba en su casa. Y, por alguna razón, le daba la sensación de que ni siquiera estaba en Londres.

Encima suyo, había un techo de hojas y ramas entrelazadas, tan verdes como el más frondoso de los valles Escoceses. Por entre medio, la espesura dejaba entrar al sotobosque rayos de sol filtrados, iluminando con su luz fresca y matutina. Confusa, Alice se irguió. Aún estaba mareada, y se tuvo que apoyar en un árbol para no volver a caerse al suelo. Miró en derredor; estaba en un bosque. Parpadeó. ¿Como era posible?
Hace unos segundos estaba el salón de la casa de su tía, y ahora estaba en medio de un bosque con árboles de tamaño enorme y belleza exuberante. Gotas de rocío se amontonaban en la hierba, y una mariquita atrevida viajaba cerca de los pies descalzos de la chica. El cielo había cogido un cierto color rosado, lo que le dijo a Alice que estaría amaneciendo; cosa que no hizo más que añadir a su confusión. Estaba tiritando a causa del frío, ya que solo llevaba su camisón viejo de ir a dormir.
De ir a dormir.
Claro. Eso era lo que ocurría. Se habría dormido y ahora estaba en un sueño; era lo más lógico. Dejó escapar un suspiro de alivio, pero no podía ignorar el viento helado que le azotaba las piernas denudas y los brazos con pies de gallina. Nunca había tenido un sueño así, tan... real. Se estremeció, pero no solamente por el frío.

De pronto, por el rabillo del ojo, vio una sombra que corría entre la maleza. Se giró, inquieta, pero dónde le había parecido ver algo no había nada. Frunció el ceño, pero se intentó serenar. Solo es un sueño.
Pero el movimiento se repitió, un poco más cerca, tan leve como un soplo de viento, tan invisible como un gato negro en la oscuridad de la noche. Asustada, cogió un palo algo largo que estaba en el suelo como si fuera una espada.
- ¿Quién anda ahí?- preguntó, intentando esconder el temblor en su voz.
Por supuesto, nadie respondió. Ahora, Alice dudaba que se tratara de un sueño. Oh, ¿porqué los personajes de los libros que leía siempre sabían lo que tenían que hacer en momentos como este? Se puso tensa, y se giró, mirando hacia todos los lados. Se sentía ridículamente indefensa, con un palo de única arma y débil. Ni siquiera sabía que haría si quién - o qué- un enemigo para ella. ¿Pero para qué querría atacarla? ¿Qué le había pasado? ¿Y dónde estaba? Demasiadas preguntas, ninguna respuesta.

Pero lo que importaba en ese momento era una sombra que se acercaba por entre la maleza, esta más lenta que la anterior, pero de paso ligero y grácil. Cuando salió a la luz del amanecer, con asombro, Alice comprobó que era una muchacha de su edad, con cabellos dorados relucientes como rayos de sol y ojos del color del mismo bosque. Su rostro era de rasgos exóticos, y era bella como el extraño bosque en que se encontraban ambas. Llevaba unas ropas que Alice no había visto nunca, unas botas de cuero y un arco en la espalda; caminaba con una gracia casi sobrehumana.
A pesar de su extraño aspecto, no parecía peligrosa. De hecho, hasta le dedicó una sonrisa amistosa. La chica bajó el palo avergonzada.

1 comentario:

  1. Anna, me encanta, estoy deseando saber quien es la chica que has puesto.
    Adios

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