^ Aquí arriba tenéis mis diferentes historias. ¡No dudéis en entrar en la que más os llame la atención! ^____^

viernes, 20 de enero de 2012

Camelot Capítulo 1 Parte II

¡Buenas tardes! 
¿Que tal todo? ¡Por fin es viernes!
Hoy teníamos examen de Naturales, ¡horror! D: Pero me lo sabía todo bastante bien, así que no había problema alguno. Suerte para mi; y también para Dani, el chico que se siente delante mío. ·3· Se ha pasado todo el tiempo preguntandome que qué  características principales tenía la estratosfera, que si el aire caliente era más o menos denso... xD



En fin, lo dejo ya, que no os interesa. ^_^" ¡Aquí tenéis la segunda parte del primer capítulo de Camelot! :D


Capítulo 1
A Través del Espejo

Parte II


Dejando escapar un suspiro de su boca, dio un paso hacia atrás. Notó como se chocaba con algo detrás suyo, y se giró para ver qué era. Un espejo de madera de roble, elegante y delicado, pero claramente resistente, se tambaleaba sobre su clavo que lo sostenía sobre su pared. 
Varios pensamientos cruzaron la mente de Alice a la vez; el primero, tal vez el más estúpido, o tal vez no, que no recordaba que el espejo estuviera allí antes; después, que era muy bonito y seguramente valía una fortuna; y por último, que su tía Rose la castigaría por más de un mes, seguro, si se le caía y rompía. 
Fue este último pensamiento el que le impulsó a alargar los brazos, rápida como el rayo, para agarrar el espejo antes de que se le rompiera. Y, para su suerte, lo consiguió.
Había evitado que el espejo se partiera en mil pedazos, que despertase a su tía y había esquivado, por muy poco, siete años de mala suerte.
La chica suspiró, aliviada, y volvió a colgarlo en el clavo. Se fijó en el diseño del marco, de madera de roble de color muy oscuro, decorado con formas y espirales sin sentido. No, espera. Cuando se fijaba más, se podían distinguir figuras entre las espirales, que en realidad eran flores. Alice supuso que serían del oriente, o tal vez de África, ya que no las había visto nunca. Las figuras eran criaturas como las que salían en los libros de fantasía y aventuras que leía a menudo: había un dragón, su cola formando una espiral, un unicornio, elegante y bello..., y en la parte superior a la derecha, un castillo majestuoso, talado en la madera con especial detalle. 
Se preguntó porqué su tía Rose había comprado ese espejo; a ella no le gustaban esas cosas. Tal vez lo había ganado en el bingo que hacía los domingos. O quizás se lo había regalado algún familiar, y ella lo había colgado sólo por no ser grosera.
Se miró en el espejo, buscando el reflejo de una chica de 14 años, con el pelo revuelto y, tal vez, unas ojeras. 
Pero no encontró lo que buscaba.
Por más que mirase, no veía su reflejo. Ni tampoco el del salón, se dio cuenta, cosa que le tranquilizó y alarmó a la vez. Lo más sensato sería pensar que, como era tan oscuro, no podía ver bien el reflejo. Pero ella tenía demasiada imaginación para eso.
Quizás es porque soy una vampiresa, se dijo irónicamente. Los vampiros no tenían reflejo; pero claro, tampoco existían.
¿Podría ser que el espejo estuviera roto? No, no podía ser; no parecía tener ningún rasguño, y ella lo había cogido a tiempo antes de que cayera al suelo. ¿O que estuviera sucio?
Sí, tal vez fuera eso. En parte por el aburrimiento, en parte por la curiosidad, cogió un trapo que había encima del piano para limpiar el cristal. 
Alargó la mano, con el trapo por encima, y cuando tocó la superficie plana y fina del espejo, algo, como una descarga eléctrica, la recorrió entera.
Alice dio un salto hacia atrás, asustada, ahogando un grito. ¿Qué había ocurrido? ¿Acaso lo había causado el espejo?
Si Rose hubiera estado delante, le hubiera dicho que leía demasiados libros, que había una solución completamente lógica para lo que había pasado.
Pero a la luz de las farolas y a las tinieblas de la noche, el corazón de la chica iba a cien por hora, en parte por la emoción y en parte por el miedo. No sabía porqué, pero aquella cosa le atraía. Intentó ser sensata y no hacer nada, volver a la cama.
La curiosidad fue más fuerte.
Volvió a extender la mano hacia el espejo, sus ojos brillando. Cuando estuvo a punto de tocarlo, cerró los ojos.
Una sacudida la recibió cuando sus manos apenas lo rozaban, mucho más fuerte que la anterior, pero en cierto sentido, uno que no supo explicar, agradable. No se detuvo. Puso la palma entera sobre el cristal, y empezó a marearse. Pensó mejor. Quiso apartase, pero era como si el espejo la hubiera atrapado del todo, como si de un imán se tratase. Le invadió una tremenda sensación de sueño, y sintió como, poco a poco y contra su voluntad, su cuerpo se iba rindiendo, mientras en su mente resonaba una hipnótica canción sin palabras. Su mente no tardó a rendirse también. Una sensación de caer al vacío lo siguió, aunque no sabría decir después si realmente caía. Le dolía la cabeza, aunque ya apenas era consciente de ello.
Y cuando cayó al suelo, inconsciente, no fue sobre la alfombra suave de su tía. Ni siquiera en su salón.
Y quién sabe si no otro mundo.

2 comentarios:

  1. anna, te ha quedado igual de bien como la primera parte, publica pronto la tercera
    adeu

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    1. ¡Gracias! :3 Pronto publicaré el capítulo 2. ^.^

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