^ Aquí arriba tenéis mis diferentes historias. ¡No dudéis en entrar en la que más os llame la atención! ^____^

viernes, 17 de febrero de 2012

Camelot Cap. 2 Parte II

¡Ey, siento mucho no haber escrito nada! Entre los deberes, el instituto y todos los blogs, foros y démás a penas tengo tiempo para nada. ^^ Pero aquí tenéis un trocito más de Camelot. :3
Capítulo 2
Sombra y Elfa
Parte II

- ¿Estás bien?- le preguntó la recién llegada en inglés, cosa que sorprendió a Alice, que pasó por alto el timbre musical de sus palabras. Por sus rasgos exóticos, esperaba que hablara algún idioma extranjero, seguramente oriental.
- Eh... sí, estoy bien- respondió, mirándola con suspicacia. Una ráfaga de viento matutino le hizo tiritar.
- Ay, pobrecilla; si estás muerta de frío- dijo la extraña, y avanzó hacia Alice.
Esta retrocedió un paso, volviendo a alzar su palo, que había adoptado como arma. No se fiaba de ella. Pero al ver que se quitaba su capa para dársela a ella, cedió. Si otro viento helado le rozaba la piel, se congelaría. La rubia le colocó la capa, de una textura rugosa que le raspó un poco la piel, pero pudo pasar eso por alto, ya que en cuanto se la puso el frío cesó bastante.
- Gracias- murmuró.
Ella sonrió.
- ¿Quién eres?- le preguntó Alice entonces.
- Te podría hacer la misma pregunta.
Iba a replicar, pero por el rabillo del ojo se repitió el movimiento de la sombra de unos minutos atrás. Se puso tensa. No había sido la chica rubia vestida de verde; ¿entonces, quién era?
Se volvió a repetir un poco más allá, a penas un movimiento de las hojas de los arbustos cercanos. Su nerviosismo subía en picado; estaba confusa. No sabía dónde estaba. No sabía que había pasado. Se sentía indefensa, y odiaba esa sensación.
De pronto, la sombra que iba veloz como un rayo de luna se detuvo delante de ambas chicas, y se empezó a acercar. En medio de su concentración para mantenerse serena, Alice no advirtió de lo tranquila que estaba la otra chica. Cada vez estaba más cerca, y ella se hizo la idea de que tal vez tendría que usar su palo. Argh. ¿Porqué los héroes de los libros de fantasía que leía siempre sabían siempre lo que tenían que hacer? Derrotaban dragones y fieras terribles con un par de movimientos de espada, usaban su sublime magia para congelar a su enemigo; lo tenían todo controlado.
Ahora que ella estaba en una situación así, o al menos eso creía, se sentía ridícula y sin tener ni idea de qué tenía que hacer con ese palo que había adoptado como arma. Y esa era otra: ninguna espada legendaria ni hacha de los dioses la acompañaba. Pero la sombra casi estaba allí. Como no tenía nada mejor que hacer, se puso en posición de combate con los músculos en tensión. Apretó los dientes.
No esperaba encontrarse con esa sonrisa.

Un chico de un año o dos más mayor que ella había aparecido dónde momentos antes había estado la amenazadora sombra. No podía estar segura, pero a Alice le había parecido que tenía un brillo carmesí en sus ojos. Pero cuando alzó la mirada para mirarlas, comprobó, extrañada, que en realidad eran de un color gris como una nube que está a punto de estallar con rayos y truenos. Su cabello era de color rubio ceniza, algo desordenado, con mechones cayéndole sobre los ojos. Su tez tenía un color pálido, que contrastaba con su ropa de tonos oscuros. Era indudablemente atractivo, pero Alice no se dejó engañar. Avanzó un paso, dispuesta a atacar ante cualquier amenaza.
Pero cuando el chico soltó una carcajada, la dejó desconcertada. Él alzó los brazos, sin perder la sonrisa, algo burlona.
- Eh, calma, no me ataques. Me rindo. - dijo, mirándola fijamente. Ella frunció el ceño.
La otra chica se rió también.
- Ya te vale, Peter, la has asustado. Pobre chica.
- Lo siento- dijo él, una media sonrisa asomándose en sus labios-. No pude resistirlo.

Alice no lo aguantó más.
- ¡¿Quién demonios sois?!- estalló-. ¡No os acerquéis a mi! ¡¿Dónde estoy?!
Al verla así, como un volcán en erupción, ambos se callaron. Alice procuró mantener la expresión inescrutable, pero por alguna razón, le dio la sensación de que el chico al que habían nombrado como "Peter" se había dado cuenta de que de sus ojos claros amenazaban con brotar lágrimas. No dejó que eso ocurriera. Él la miró con expresión seria, con una leve curiosidad, y la rubia esbozó una tímida sonrisa, sin atreverse del todo.
Durante unos segundos, reinó el silencio, en el que sólo se oyó el murmuro de las hojas y el canto de un pájaro a lo lejos. En el firmamento, el sol se había decidido a salir, y la luna con su reino de oscuridad se retiraron, aguardando la llegada de la noche.
- No te preocupes- intervino la chica de verde, con cuidado-. No te queremos hacer daño. Yo me llamo Yrina. Yrina de la casa de Valytia, en la Tierra del Viento, hija de Robus y Leticia, la hermana de la reina del Reino Élfico.
Alice la miró de arriba a abajo, perpleja. Por un momento, se olvidó de parecer intimidante.
- ¿Has dicho "élfico"? ¿De elfos?- la chica sacudió la cabeza, frunciendo el ceño ligeramente-. ¿Me estás tomando el pelo?
- ¿Y porqué tendría que hacer eso?- sonrió Yrina.

3 comentarios:

  1. Anna, esta muy bien, me gusta la parte en la que aparece Peter, no puede resistirse a asustarla. Continuala pronto, chao.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias! Es que Peter es genial. :3
      Lo haré. ;)

      Eliminar
    2. Una cosa, comenta en Cronicas del Tiempo porfa.
      Chao

      Eliminar